miércoles, 30 de marzo de 2011

                PETICION
           
                                   A la Academia de la Lengua


Muy lejos de la fuente parlera y cantarina
y junto a los incendios rojizos del rosal,
sobre una oscura barda se trenza, suave y fina,
la rubia madreselva fragante y señorial.

Muy cerca de la fuente que canta y que solloza
formando con sus perlas salterios de cristal,
un bardo va engarzando su rima esplendorosa
con las facetas claras de suave madrigal.

Y yo, que borraría de hispano diccionario
-      del más bello lenguaje celoso relicario –
la palabra “poetisa” dulzona, insustancial,

seré feliz si el mundo, que no me llama bardo
me dice que soy barda, que adornará, gallardo,
un haz de madreselvas fragante y señorial.

                                       DOLORES  POSADA

       SOBRE EL CAMINO

                                  ( fragmento )
            -- VIII 


En el jardín ha quedado
seca y mustia la ilusión
los pétalos de las sangre
cendales al corazón.

Quedó en pie, fragante y clara
¿ Altivez ? un alelí;
su blancura me recuerda
tus pechos rosa y jazmín.

Está
todo silencioso y solo
…………….. callad
¿ Será fecundo el tesoro
        de mi dura soledad ?

                     ALFONSO SIMON PELEGRI


             CARTA A UN MUNICIPIO,
              PROPONIENDOLE NUEVO ZOOLOGICO

              Señores regidores
              de la H. y otra H. ciudad,
              y a Vd. también,
              -- también H --  y también,
              Ciudadano Presidente
              Municipal:

              Este zoológico que tienen, ya no aguanta.
              Sus animales resultan anticuados:
              ensucian y bostezan, no son en nada estéticos,
              y además – como bestias – vulgares aprendices.

             Yo conozco a una serie de bípedos ilustres
             que podrían ocupar con corrección y limpieza,
             y además mejorándolas como especie,
             a esas pobres bestias que tiene enjauladas
             y que están necesitadas de más campo y menos niños.
            Chacales, hienas, tigres, cuervos, lobos
                    -- bien vestidos, correctos, impecables —,
            (muchos de ellos de todos conocidos en
             los “sociales” , “púlpitos”, y  “escaños” )
             bien podrían ser huéspedes de un nuevo zoológico
             en el que estarían, ya por horas corridas,
             o en tardes y mañanas, y a los cuales,
             curándose en salud de futuras controversias,
             se les haría objeto de un bien planificado escalafón
             para ocupar dignamente sus escaños venerables
             en el mito libresco de la patria.

             Mientras tanto, los niños de las escuelas,
            doctamente acompañados de burros pedagógicos,
             podrían admirarlos, y calibrar sus fauces,
             su fetidez, sus garras… o su idiotez inmensa
             disfrazada con gestos, con citas, y discursos
             de una imbécil y burda, idiota demagogia…..

             El problema, Señores H. y H.
             de la H. ciudad,
             es de quién se compromete a meterlos en la jaula,
             y por quién empezar.

      
                            ALFONSO SIMON PELEGRI





     LA PUEBLA DE LOS ANGELES

                                              (fragmentos)

           4

Te llevo en mí cual se lleva
un dogal dentro del pecho;
¿oyes palpitar desecho
mi corazón?  ¿No en ti abreva
mi sed mas sed, sed, sed nueva,
sed del agua de tus ojos ?
si me miran con enojos
tus ojos de piedad altivos,
mírenme al menos esquivos
a tus pies, Niña, de hinojos.

          8

Si me dijeras que sí,
Niña de ángeles en coro,
te diera en arras el oro
que escondo dentro de mí,
y a tus pies de ajonjolí
yo desatara este nudo
este lirio alto y desnudo
esta angustia, esta congoja,
este ardor que si se moja
es moja en tus labios, mudo.

                              JERONIMO  VERDUZCO


DONDE VERA EL CURIOSO LECTOR

                       Donde verá el curioso lector las
                       razones que dice Don Quijote a
                       Doña Dulcinea, para seguir
                       amándola sin esperanza.


Alta y noble Señora: por hacer tus bondades,
por afincar tu gracia y foljarme en tu amor,
dejé la mi facienda, fují a las soledades,
y crucé los caminos y acorrí a las beldades
y vencí malandrines y caté en tu loor.

Muy principal princesa: ama, sobrina y galgo,
solar casona y libros, yo te juro a fuer
de andante caballero e ilustre fijodalgo
sin ti nada valían, que sin ti ni yo valgo
¿ Para qué les querría sin tu cariño haber ?

Soñando en tus mercedes, desde sierra morena
te escribí descubriendo mi querella real;
mi querella y mi cuita, mi ansiedad y mi pena;
y Sancho fue testigo de que, sobre la arena,
di cuatro zapatetas, penitente y leal.

En jamás como deben alabada aventura
luché con los gigantes del molino y vencí;
fui a casa; malferido; y a pesar de que el Cura
y el Barbero, me hablaron de razón y cordura
volví en busca de gloria para ofrecerla a ti.

Encantos, malandrines, dragones y gigantes,
yangüeses y follones y villanos sin fin
probaron la justicia de mis brazos pujantes
y, lanza en ristre, a muchos Caballeros andantes
fice morder el polvo, vencidos en la Lid.

Enderezando entuertos y desfaciendo agravios
fatigué mi coraje, mi puño y mi valor;
y a mí, el jamás vencido, me vencieron tus labios,
tus manos tan ducales y tus ojos tan sabios
tu hermosura tan fresca, tu juventud tan flor.

Magüer tantas proezas y aventuras gloriosas,
magüer tantas fazañas, magüer tanto luchar,
sujeta a encantamientos, a hechizos y otras cosas
pagas con tu silencio mis cuitas amorosas
Sancho lo había previsto: ¡ no me puedes amar !

Y es por eso que te amo, alta y noble señora,
porque nunca mi anhelo tu amor ha de afincar;
porque eres imposible mi corazón te adora
y mi triste figura te sigue hora tras hora,
como una ilusión blanca que nunca hade alcanzar.

                               
                                    GREGORIO DE GANTE


     
             COLEGIALA

Tarde a tarde la encuentro,
tarde a tarde la miro
y tarde a tarde pasa indiferente
junto a mí, que a la vera del camino
detengo el paso y la contemplo mudo,
hasta que en el polvoso laberinto
de las calles se pierde,
perseguida de cerca y de contino,
por las mariposillas de mi ensueño
y la casta paloma del suspiro.

Detengo el paso y la contemplo mudo; tiene
de la hermosura joven el prestigio:
en sus mejillas rosa, dos hoyuelos
ríen como traviesos duendecillos,
al ver la flor sangrienta
que simulan sus labios encendidos;
en la barba hay un suave
deshielo de blancuras que, hecho río,
inunda la columna de su cuello
de un desmayo de nácar; los oídos
levantan sus cortinas sonrosadas
y sueñan el magnífico
tintinar de su risa sonorosa;
en sus pupilas arde con divino
fulgor, una mañana
azul de primavera; rayos tibios
de sol, atravesaron
el cielo de su frente y en los rizos
y en la abundosa y suelta cabellera
se quedaron dormidos.

Ante mi ingenua admiración derrocha,
con un gesto magnífico,
la tentación discreta de las formas
que se adivinan bajo su vestido,
de su estilo la regia aristocracia
y de su aristocracia el regio estilo.

Como un triunfal redoble de tambores,
oigo su paso por el laberinto
de las calles polvosas,
mientras por mis ensueños adormidos
el clarín de mi verso toca a diana
y a gloria las campanas de mis ritmos.

¿Quién es; qué ruta lleva;
en que remoto asilo
se albergará el tesoro de su gracia;
a que balcón florido
se asomarán, mirando al horizonte
sus ansias de cariño;
en qué melancolía del paisaje,
austero y pensativo,
hallará su quietud la dulce pena
del amor presentido;
cuál escondida estrella
lloverá polvo de oro en su camino;
cuál rosa que esconda sus espinas
y la envuelva en perfumes emotivos;
que ruiseñor dichoso
la embargará con embrujantes trinos ?

¡ Quien lo sabe ! …. Yo solo sé que al verla
tarde a tarde, a la vera del camino,
el clarín de mi verso toca  diana
y a gloria las campanas de mis ritmos;
y se aleja, se aleja perseguida,
de cerca y de contino,
por las mariposillas de mi ensueño
y la casta paloma del suspiro.

Colegiala que pasas a mi lado,
indiferente,  por el laberinto
de las calles polvosas,
tú siempre ignorarás que en el camino
que tu paso prestigia, hay un poeta
en cuyos altos sueños adormidos,
volcaste el maleficio de tu gracia
y sembraste inquietudes de cariño.

Colegiala, visión de primavera,
que indiferente cruzas mi camino,
tú siempre ignorarás que, persiguiendo
tu paso monorrítmico,
se fueron tras de ti todas mis ansias
como leones sumisos.

Colegiala, en mis días dolorosos
tú seguirás cruzando mi camino.

     ¡ Llena eres de gracia   
        y mi sueño es contigo !


                                  GREGORIO DE GANTE

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